El amor libre

Para defender al principio de amor libre se necesitan dosis
parejas de inocencia y experiencia. Una vez desacralizados el
matrimonio, la familia y la dupla varón-mujer unidos “de por
vida”, ¿qué si no la inocencia puede vincular la libertad al amor,
en especial si a éste se lo entiende como pasión o atracción
entre seres de carne y hueso? La experiencia susurra al oído
que la fidelidad es imposible, que la monogamia es una ilusión
y que las leyes del deseo triunfan siempre sobre las leyes de la
costumbre. La inocencia grita que el amor sólo puede ser libre,
que la pluralidad de afectos es un hecho y que el deseo obedece
a un orden natural, anterior y superior a todo mandato social
establecido.
Podría suponerse que inocencia equivale a ingenuidad, así
como experiencia a cinismo. Pero varios de los autores reunidos
en esta antología intuyeron que la emulsión resultante de
la fórmula “amor-libertad” es mucho más compleja. Nunca
hubo algo más difícil que ser libertario en las cuestiones de
amor. Se puede serlo ante la autoridad, el trabajo o la propiedad,
pero ante los vaivenes del corazón no hay principio, norma
o idea que se sostenga firme en su sitio. ¿Hay alguien más
parecido a un esclavo que un enamorado?
Un muy buen libro que habla desde los distintos enfoques anarquistas sobre el amor, aún así se enfoca mucho en la época de sus escritores, volviéndolo muchas veces hacia el matrimonio y la monogamia en específicamente.