SEVERINO DI GIOVANNI

Severino di Giovanni (1901-1931), militante anarquista italiano, radicado en Argentina, conocido por su accionar violento, apodado "el Robin Hood moderno".

Infancia y Juventud
Nació el 17 de marzo de 1901 en la región de los Abruzzos, Italia, a 180 kilómetros del este de Roma. Durante su infancia se vio fuertemente impactado por las imágenes de posguerra (Primera Guerra Mundial): hambre, pobreza y soldados mendigando en las calles. Severino empezó a rebelarse desde pequeño a cualquier tipo de autoridad. Autodidacta, en Italia ejerció de maestro sin título y tipógrafo. Se inició de joven en las ideas anarquistas con lecturas de Bakunin, Malatesta, Proudhon, Kropotkin y Eliseo Reclus. A la edad de diecinueve años quedó huérfano y en 1921 -a los veinte años- se entregó por entero a la militancia anarquista. En 1922 el fascismo de Mussolini se impuso en Italia y la censura y las persecuciones a los anarquistas obligaron a Severino a exiliarse con su familia a la Argentina.

Argentina
Llega a Buenos Aires en la última gran oleada de inmigrantes italianos, en su mayoría gente muy pobre y analfabeta. A ellos dirigiría Severino la mayor parte de su propaganda política y escritos, principalmente a través su diario más célebre 'Culmine', que escribía durante las noches ya que trabajaba como tipógrafo y obrero durante el día. Fue un momento propicio ya que muchos otros anarquistas italianos se organizaban en Argentina, siendo el país sudamericano donde las ideas libertarias más se propagaron. Los eventos retratados en La Patagonia Rebelde, película basada en el libro de Osvaldo Bayer, muestran la respuesta del gobierno a los insurgentes: la masacre. Di Giovanni también participa y protesta en actos en solidaridad por el arresto y homicidio de Sacco y Vanzetti en 1927. Gran parte de su estadía en Argentina la pasó prófugo, debiendo mudarse continuamente de un lugar a otro del país con su familia para evitar ser apresado.

Culmine
Periódico anarquista. Lo comenzó en agosto de 1925. Así sintetizaba Di Giovanni el objetivo de 'Culmine':
Difundir las ideas anarquistas entre los trabajadores italianos Contrarrestar la propaganda de los partidos políticos seudorevolucionarios, que hacen del antifascismo una especulación para sus futuras conquistas por sufragio. Iniciar en el medio de los trabajadores italianos agitaciones de carácter exclusivamente libertario para mantener vivo el espíritu de aversión al fascismo. Interesar a los trabajadores italianos en todas las agitaciones proletarias de Argentina. Establecer una intensa y activa colaboración entre los grupos anarquistas italianos, los compañeros aislados y el movimiento anarquista regional.

 Acción y bombas
Di Giovanni no se quedó en la teoría y los panfletos y no fueron sus escritos los que lo volvieron famoso sino su accionar violento. Él creía que era necesaria la 'revolución violenta' como se puede comprobar en este extracto del último mensaje que escribió en su celda pocas horas antes de ser asesinado:
[...]No busqué afirmación social, ni una vida acomodada, ni tampoco una vida tranquila. Para mí elegi la lucha. Vivir en monotonía las horas mohosas de lo adocenado, de los resignados, de los acomodados, de las conveniencias, no es vivir , es solamente vegetar y transportar en forma ambulante una masa de carne y de huesos. A la vida es necesario brindarle la elevación exquisita del brazo y de la mente. Enfrenté a la sociedad con sus mismas armas, sin inclinar la cabeza, por eso me consideran, y soy, un hombre peligroso.
Dentro de los atentados asociados a él, se encuentran: la voladura de la embajada de EE.UU. en Argentina (como consecuencia del asesinato de Sacco y Vanzetti), la voladura del "City Bank" en el centro porteño, y la voladura del consulado italiano en Buenos Aires (donde se hallaban reunidos los mejores hombres de Mussolini en Argentina) donde murieron siete fascistas, lo que provocó gran parte de la antipatía del resto de los grupos anarquistas y su condena en los periódicos. También participó en robos e hirió severamente a un policía desfigurándolo de un tiro en la cara. El mayor robo del que participó fue a un camión pagador por 286.000 pesos, lo que le permitió realizar su sueño de abrir su propia imprenta.

 Captura y muerte
En su último panfleto Di Giovannni escribió
``Sepan Uriburu y su horda fusiladora que nuestras balas buscarán sus cuerpos. Sepa el comercio, la industria, la banca, los terratenientes y hacendados que sus vidas y posesiones serán quemadas y destruidas´´.
Esa fue la gota que colmó el vaso. A las pocas horas de su detención se dictaminó su sentencia y fue fusilado el día siguiente, el primero de febrero de 1931.
Pocas horas antes de ser fusilado pide un café dulce desde su celda. Lo rechaza al probar el primer sorbo: "Pedí con mucha azúcar... No importa, será la próxima vez" dice con humor ácido. Muere fusilado al grito de Evviva l'Anarchia! (Viva la Anarquía!).
Severino reposa actualmente en el Cementerio de la Chacarita


Del Diario Clarín.(27/7/99)

DESPUES DE 68 AÑOS, DEVUELVEN ESCRITOS DEL ANARQUISTA A SU COMPAÑERA
Las cartas de amor de Severino Di GiovanniJosefa América Scarfó las recibirá hoy en la Casa de Gobierno

No voy a ir a pedir nada, sino a recuperar algo que me pertenece. Esta será la actitud con que Josefa América Scarfó -según le confesó a Clarín- recibirá mañana a las cinco de la tarde de manos del ministro del Interior, Carlos Corach, las cartas de amor que hace más de 60 años le escribió su compañero, el anarquista Severino Di Giovanni.A los 86 años, Scarfó sigue siendo una mujer intransigente. Para quien a los quince años rozó por primera vez la tradición anarquista -ideas que ya como mujer madura difundió por medio de una editorial-, tratar con el poder político no es una cuestión menor. Esta es una historia muy dolorosa y sólo yo sé cuánto me va a costar reencontrarme con esas cartas, dice.
Esta historia se volvió dolorosa el 1 de febrero de 1931. Ese día, en la Penitenciaría de la calle Las Heras -donde hoy está el parque-, un pelotón de fusilamiento cumplió con la orden del presidente José Félix Uriburu. Di Giovanni no quiso que le cubrieran la cara. Segundos antes del estampido de los balazos, en el patio de la cárcel se escuchó el grito de ­evviva lanarchia!.Scarfó se resiste a mirar el trágico episodio como parte de la historia argentina. Las cartas ya fueron divulgadas en libros, hubo transcripciones periodísticas y todo el mundo habla de ellas; yo no lo voy a hacer. Pertenecen a mi mundo privado y a nadie más, le dijo también ayer a Clarín.
El 30 de enero de 1931, en una requisa, los policías dieron vuelta la quinta Ana María, en Burzaco, donde Scarfó alcanzó a convivir con Di Giovanni sólo diez meses. Se llevaron desde panfletos que exhortaban a la insurreción de la clase obrera hasta las cartas de amor del anarquista.Desde entonces, hasta hace quince días, cuando fueron entregadas al Ministerio del Interior, las cartas dormían en el Museo de la Policía Federal.Antes de morir quiero tener las cartas de amor y poder apretarlas contra mi pecho, le dijo América Scarfó, hace unos seis años, al escritor y periodista Osvaldo Bayer, quien ayer habló con Clarín desde Alemania.Fue precisamente a través de Bayer que la mujer se enteró de que aquellas cartas -la mayoría escrita en italiano, algunas en francés- no habían sido destruidas.
En Severino Di Giovanni, el idealista de la violencia, escrito entre 1968 y 1970, Bayer reprodujo las cartas.Como estudioso del anarquismo, Bayer calificó a Di Giovanni como un autodidacta en el terreno literario. Había sido maestro en Italia, pero sus estudios no eran universitarios. Jamás integró un círculo de intelectuales, y sus lecturas eran verdaderamente anárquicas: leía mucho, todo lo que le caía en las manos, cuenta Bayer.El anarquista conoció a Scarfó en terreno de ella. Los hermanos de la chica, Alejandro y Paulino, habían quedado impresionados por el discurso encendido del anarquista. Pese a ser de una familia católica y de clase media, los tres jóvenes se hicieron anarquistas.
Di Giovanni, perseguido por la Policía, aceptó la invitación para instalarse en una habitación de la casa de los Scarfó, en Villa Ortuzar. Di Giovanni llegó allí con su esposa Teresa Mascullo y sus hijos. Allí, Di Giovanni, de 24 años, se enamoró de la chica, de 15.Esta relación no fue ajena a la polémica. El escritor Alvaro Abós censuró a Di Giovanni por haber abandonado a su mujer y sus tres hijos. También consideró la relación como una fijación narcisista propia de una personalidad inmadura.Bayer acude a las cartas para definir ese amor. Hablaban de un amor que podríamos calificar de puro, profundo, pero casi sin referencias de tipo carnal o sexual. Para Bayer, estos escritos destilan la moral anarquista de Di Giovanni: Sus cartas tenían ese tono porque, por sus ideas, sentía un gran respeto por el género femenino. Y asegura que Di Giovanni se separó en buenos términos de su mujer, y que recién afianzó su relación con Scarfó tres años después de haberla conocido.Según la periodista María Luisa Magagnoli, autora del libro Un café muy dulce -que narra la vida de Scarfó-, el primer diálogo del anarquista con la adolescente fue en el jardín de la casa. ¿Cómo están las begonias?, preguntó Di Giovanni. Están tristes, respondió ella.Según la periodista, el anarquista le decía soy tu rubio malo. La chica le contestaba mi rubio adorado.El 22 de junio pasado, después de una gestión que Bayer llevó adelante a través de Miguel Unamuno, el director del Archivo General de la Nación, el ministro Corach recibió a Scarfó y al periodista.Corach dijo que no habría problemas en devolver las cartas, cuenta Bayer.
 Mañana, las cartas del anarquista regresarán a su primera lectora.

Estaban en el Museo de la Policía Federal desde 1931 (Ese año el anarquista fue fusilado)
    El fusilamiento de Severino Di Giovanni
 por Roberto Arlt  

 El 1º de febrero de 1931 fue fusilado el anarquista expropiador de origen italiano Severino Di Giovanni, quien con asaltos y atentados, logró tener  en jaque a la policía del país durante seis años. Tras despedirse de su familia, Di Giovanni fue ejecutado en el patio de la penitenciaría de la calle Las Heras ante varios testigos, entre los que se encontraba el escritor Roberto Arlt, quien en un artículo –transcripto a continuación- narró los últimos momentos de vida del anarquista.  
 ( Fuente: ARLT, Roberto, Obras completas, Buenos Aires, Omeba, 1981, en PIGNA, Felipe, Los Mitos de la Historia Argentina 3, Buenos Aires, Planeta, 2006. )
 
“El condenado camina como un pato. Los pies aherrojados con una barra de hierro a las esposas que amarran las manos. Atraviesa la franja de adoquinado rústico. Algunos espectadores se ríen. ¿Zoncera? ¿Nerviosidad? ¡Quién sabe! El reo se sienta reposadamente en el banquillo. Apoya la espalda y saca pecho. Mira arriba. Luego se inclina y parece, con las manos abandonadas entre las rodillas abiertas, un hombre que cuida el fuego mientras se calienta agua para tomar el mate. Permanece así cuatro segundos. Un suboficial le cruza una soga al pecho, para que cuando los proyectiles lo maten no ruede por tierra. Di Giovanni gira la cabeza de derecha a izquierda y se deja amarrar. Ha formado el blanco pelotón fusilero. El suboficial quiere vendar al condenado. Éste grita: “Venda no”.
”Mira tiesamente a los ejecutores. Emana voluntad. Si sufre o no, es un secreto. Pero permanece así, tieso, orgulloso. Di Giovanni permanece recto, apoyada la espalda en el respaldar. Sobre su cabeza, en una franja de muralla gris, se mueven piernas de soldados. Saca pecho. ¿Será para recibir las balas?
— Pelotón, firme. Apunten.
La voz del reo estalla metálica, vibrante:
— ¡Viva la anarquía!— ¡Fuego!
”Resplandor subitáneo. Un cuerpo recio se ha convertido en una doblada lámina de papel. Las balas rompen la soga. El cuerpo cae de cabeza y queda en el pasto verde con las manos tocando las rodillas. Fogonazo del tiro de gracia.
”Las balas han escrito la última palabra en el cuerpo del reo. El rostro permanece sereno. Pálido. Los ojos entreabiertos. Un herrero martillea a los pies del cadáver. Quita los remaches del grillete y de la barra de hierro. Un médico lo observa. Certifica que el condenado ha muerto. Un señor, que ha venido de frac y con zapatos de baile, se retira con la galera en la coronilla. Parece que saliera del cabaret. Otro dice una mala palabra.
”Veo cuatro muchachos pálidos como muertos y desfigurados que se muerden los labios; son: Gauna, de La Razón, Álvarez, de Última Hora, Enrique González Tuñón, de Crítica y Gómez de El Mundo. Yo estoy como borracho. Pienso en los que se reían. Pienso que a la entrada de la Penitenciaría debería ponerse un cartel que rezara:
— Está prohibido reírse.— Está prohibido concurrir con zapatos de baile”.

Bibliografía
Bayer, Osvaldo. Severino Di Giovanni, el idealista de la violencia. Buenos Aires: Galerna, 1970.
Noble, Cristina. Severino Di Giovanni, Pasión Anarquista. Buenos Aires: Ed. Capital Intelectual, 2006

* Extraido de historia anarquista